Noches de calma toledana.

Con fuego entre los dientes y cosas que contarte sin ningún sentido.
un sentimiento mudo arraigado en lo más profundo de mi alma.
Garabateé entonces dibujos vacíos para generar cólera en un cuadro psicológico.
En realidad eras tú tal y como te veo.
entre un pánico cruel y destacado, enfrente de un espejo donde yo no me reflejo.

Así, con los labios sellados, paso los días sin sombra, 
entregado a la oscuridad y al recuerdo perjudicado.
No he cogido ninguna llamada después del segundo día y del segundo amigo que me aconsejó salir de mi mismo.
Pero es que no puedo. ¡ya les gustaría a ellos!, pero no puedo.
A veces, gimo
y me destierro un poco, es la única noción de seguir vivo que tengo.
un grito mal apurado en la noche, un sollozo repentino de un alma que se muere, y la única esperanza.
de un ser casi difunto por la maldad de una espina de rosal.

Me he dejado llevar, y ahora me caigo por las visiones de mi vida pasada pasando de largo,
a pesar de que cierro los ojos, veo como una cortina de las de antaño,
fea, mohosa y raída, cubre radicalmente la existencia de mis ojos,
haciendo de proyector, enseñando,
una delgada línea de realidad donde veo el fin y el infinito,
un cuelgue de ácido esquizofrénico,
un combinado entre mi pasado, 
y mi futuro en el infierno.


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