Patio de Vecinos

Miro al patio de vecinos.
Son las cinco de la mañana,
la marea respira dormida.
El patio parece tranquilo,
oscuro, ajeno, sencillo,
ni una luz que le moleste.
Le miro con escrutinio.
Parece un niño solo y desnudo,
metido en la oscuridad que le permiten las bombillas apagadas,
el niño me cruza la misma mirada indiscreta
que juzga lo que pasa a mi alrededor.

Le ofrezco un cigarrillo amigo,
le pido piedad y le digo que soy su única compañía a esta hora de la madrugada,
me pensaba hacer una paja,
y acostarme a ver pasar la mañana.
Pero ahora pienso que mejor hacerle compañía,
todavía no se han levantado los pájaros de sus nidos,
y los niños no están viendo la televisión.
No hay ni un ruido que nos moleste,
podemos ponernos íntimos y hablar de nuestras cosas,
de lo que él ve a través de las rejillas de las persianas,
y de lo que yo veo cuando salgo a la calle.
Podemos hablar de eso que me preocupa,
o de eso que no me interesa.

Sería precioso, pero él me rechaza,
sabe que peco de soberbia y de lujuria,
que no he cerrado la página porno que tengo abierta.
y que tiro la ceniza sin pensar quien pisa debajo.
Pienso ¿quién será el para juzgarme?
salvo el patio de vecinos donde me crié.
Él sabe que correr descalzo se convirtió en recuerdo,
Mis juegos se transformaron en vídeos,
luego en porros y ahora en sexo a solas.
Las mañana en no estudiar y ver una peli.
Las noches en emborracharme y no en bañarme bajo la luna.
Sabe además que me voy,
y que puede que no vuelva más que de visita.
Y no será a él a quién quiera visitar.

Quizá este verano como compensación.
quiera volver a la piscina,
o quizá de día me veo mejor y me avergüenzo más de mi mismo.
Piense que esto está pasado de moda.
Al menos me gusta pensar que lo intentaré,
Vestiré gafas de sol,
y me lavaré las manos antes de tocar la barandilla a su terreno.
Tengo las manos manchadas
y ni siquiera Dios sabe de qué.

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