Far far away.

Acabo de llegar a casa,
madrugada perdida sin nada que llevarse a la boca,
miro las paredes de mi cuarto,
están limpias, y son tan blancas que por ellas no se mueven las sombras.
La moqueta que piso es suave,
cálida y llena de ternura.
Mi cama,
ancha, larga, caliente,
un rincón exquisito donde entrar a cubrirte del mundo.

Pero por muy bonito que sea mi cuarto,
no refleja ninguna forma de tu figura,
y te quiero tanto,
que te busco entre las sábanas a sabiendas de que no estás.
Buscando tu sensación y tu esencia,
que allí donde estuvo,
ahora ya no está.

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