1.

Tú finges un orgasmo
mientras yo te miro con asco.
Sudamos,
un beso y no hablaremos nunca más.
Sabemos como son las cosas,
pero hacemos un poco el paripé,
todavía hay un cariño oxidado,
que se niega a morir.

Sin embargo
ni si quiera es divertido,
es tan patético,
como mi vida desnuda.
Y tan obsceno,
como tu foto quemada en la papelera.

Te levantas,
sin avisar y sin compromiso,
la puerta ya sabes donde está,
no quiero que sigas aquí.
Pero tampoco soy capaz de reconocerlo.

El polvo ya se acumula sobre nuestra relación
y ni si quiero, recuerdo como te llamas.
Quizá porque no me importe,
quizá porque no quiera saberlo,
quizá porque me recuerde
un tatuaje de mi espalda,
del que me arrepiento una vida,
y parte de la siguiente.

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