Gula.

Me muero de hambre
En realidad no es hambre,
sino ganas de comer.
Ganas de hacer algo para matar el aburrimiento
De la oscuridad
Del paréntesis del día.
Ganas de tener algo pendiente y de sentirme saciado,
al menos en un básico,
si no puedo dormir,
que al menos me pueda el apetito.

Necesitaría comer algo,
algo que llenar un vacío que en realidad no existe
que es solo ansiedad mezclada con responsabilidade
un poco de hielo, nada bourbon
y las ganas de dormir para no tener que vérmelas más con ellas.
Un cacho de mi mismo que se niega a tener los dientes limpios
o la conciencia.
Cada giro entre las sábanas al final se convierte en
una nueva enfermedad
o en una nueva culpa.
Se porque no duermo,
sólo me gustaría olvidarme de ello,
pero ahora la gula es mi pecado principal
y estoy demasiado gordo para la XL del HyM.

Quizá podría prepararme unas galletas,
un bote entero.
Con leche  y colacao
Y mermerlada y mantequilla o sino unos gofres o unas sobras o una empanada entera o una paella.
No va a saciarme cualquier cosa,
Esto es ansiedad no una mariconada de un gusanillo que se mata
haciendo ver que no existe.
Necesito algo que pese,
que caiga por mi puto cuerpo y lo derrumbe
llevando toda la sangre que mis ojos necesita para seguir abiertos,
al estómago.
Y así poder descansar,
 tumbado.

Es una condena,
no soporto el día,
y cuando me escondo en la noche,
esta me aprisiona y me hace de ella.
Pero no en el buen sentido, que han narrado tantos poetas tantas veces.
Al menos no esta vez.

Entradas populares