Libros de regalo.

Leo el libro que hace tiempo
tú me regalaste.
Cuando estábamos juntos y tú
te preocupabas de que no leyera cosas terribles.

Se que ya no hacía falta,
que no lo leí en su día
y a pesar de que pasáramos mil tardes,
siempre estuvo guardado en mi mesilla,
como un tesoro.
Demasiado puro para tocarlo con las manos.

Tú me decías,
con aquella sonrisa pícara de saber que llevas razón
"¿y el libro que te regalé qué?"
y yo sonreía burlón,
haciendo notar que lo amaba porque era tuyo
pero torpe,
o vago de mí.
por otras razones no lo había leído.
Lo había relegado a lo obvio del amor,
y a la confianza, de tener toda una vida para ti.

Y sin embargo,
contigo tan lejos y tan callada,
ahora me acompaña,
Se mete en mi mochila cada mañana y se cuelga de mis manos.
Me habla de amor,
de objetos perdidos,
de melancolía
y de una tortura invisible,
vacía.
Que se adueña  a la vez que arremolina la memoria.
Entre la confusión, y las ganas de verte
y las de olvidarte.
como un corte de papel entre los dedos
superficial y ácido.
Retórico.
Impredecible.
Y suficiente doloroso como para tenerte atrapado.

Pero bueno,
tenías razón,
es un buen libro.

Hace que respire por ti,
mientras me pierdo entre sus páginas
y las vías de metro, ahora son mi cobijo.
Me confunden y me hacen encontrarte entre líneas y entre vías,
Hacen que te encuentre en cada vagón de enfrente,
Aunque siempre resulte
ser un extraño,
una sombra,
O un recuerdo.

Uno tan bello como doloroso.
Como un disparo en la cabeza donde en vez de sangre saliesen flores.

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