Diciembre IV

Estoy enfadado,
eso es,
enfadado.
Cobro poco dinero.
Me esfuerzo mucho.
No puedo comprarme una moto para jugarme la vida,
y así dejar de perder el metro.
Al menos mi vida sería más excitante que un continuo de horas marcadas,
de paradas en la línea naranja,
y pensar en que pensará el que tengo delante de mi.

Estoy enfadado.
Me dijeron que yo era importante.
Pero es mentira.
Alguien me gana la partida.
Tiene más dinero y es más importante que yo.
Porque tiene más dinero, o más familia,
o más cosas que odiar.
Pero me gana la partida,
como si apostáramos a los caballos y yo siempre escogiera el que siempre casi gana.
y él el que remonta sin saber como,
Aunque estuviera pactado desde un puto principio.
Yo también quiero ganar la partida.
Ser rico,
ser importante,
que se valoren mis letras.
Que me esfuerzo mucho.
Y sufro mucho,
pero nada de esto vale.

Estoy enfadado.
Estoy gordo.
Estoy lleno de cosas que no puedo sacar.
Y a los de mi alrededor les interesa aparentar,
y yo sólo estoy enfadado
de no tener ningúna vida como las que veo,
de cansarme de perseguir mis sueños,
para acabar siempre en mis mismas movidas.
Estoy enfadado,
por estar gordo,
por tener veintiséis y vivir con mis padres,
por ser un pesado y no poder contarle nada de esto a nadie,
que no me diga después que putada,
y me mire con cara de todos tenemos problemas.
Yo tengo problemas.
Vosotros os hacéis fotos comiendo mejor que yo
y eso no hace que estéis más gordos que yo.
Vosotros os hacéis fotos siendo más felices que yo
y eso no os hace menos imbéciles que yo.

Estoy enfadado.
No puedo evitarlo,
tengo razones,
y ninguna es válida de verdad.

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