A mi amiga Pamela

A ella, que vino de tan de lejos,
que vino del centro del mundo, del centro de la Tierra.
Que llegó sin avisar,
y se irá, lo sé, intentando disimular que no llora.
Ella,
que se va esperando que Madrid no la ate en el último segundo,
dejandome a mí,
a nosotros, sus amigos,
convencidos de que volvera, porque ¿cómo no va a volver?
si es ella, y para nosotros ella no es del centro de la Tierra.

Ella, Pamela.
que se va,
intentando convencerse, estoy seguro,  de que esto han sido unas semanas de vacaciones,
quizá demasiado larga,
pero nada más allá de un paréntesis en su vida,
que ahora es tiempo de volver a casa,
a ver a su viejo perro y a sus padres,
a su tierra y a sus hogares en calles que la han disfrutado más que yo,
y la van a disfrutar más que yo.
Que si se fuera de otra manera sería lo más doloroso de su vida.

Ella que deja esta vida, e igual piensa, que se acabó, que Madrid dio para mucho,
y ya no da para nada.
Pronto todo esto será sólo un recuerdo,
una imagen que tengo de algo que ya no exista,
un sueño, bonito, precioso, pero sólo un sueño.
Un espacio en el tiempo inexistente de un sitio que como todos los sitios,
no tienen memoria.
Pero se equivoca.
porque yo estoy aquí,
Y mientras yo siga aquí, ella aquí tiene una vida.
Mientras yo siga aquí alguien recordará que este un día fue su sitio,
Habrá un recuerdo, pegado a una pared, como un alma a un árbol.
Aquí estoy yo para saber que una vez Pamela visitio Madrid,
volvió a casa tarde,
vivió como sólo viven los gatos,
y trasnochó más de lo que debía.

Aquí estaré yo,
para recordarle siempre que las baldosas de Argüelles no son amarillas, pero le llevan a casa,
que siempre habrá mesa para dos en los restaurantes donde se pide comida picante,
y que siempre tendrá una almohada y alguien que la escuche.
Aquí estaré yo,
perenne,
para recordarle una vida que dentro de poco le parecerá lejana,
y para cuando vuelva, ya será sólo lo que queda de una estela.

Pero escúchame Pamela,
escúchame antes de que te vayas.
Que por mucho que te vayas,
siempre seguiré aquí
como una roca donde uno firma sus recuerdos con los dedos,
y así Madrid no se olvidará de ti,
porque su gente sabe que aquí estabas.
Que aquí estuviste.
Que aquí estuvimos juntos.

Que te vaya bien,
haya por el centro de la tierra.
Con amor,
todo el que puede darte alguien que te echará tanto de menos.
Pablo.
Junio 2018. Han sido dos años magníficos.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Lloro. Increíble. Te has superado, amigo.

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