Noviembre III

Ahora que llega el frío,
ojalá pudiera meterme a hibernar,
como un oso.
Y cerrarme en mi cuarto, tirado en el suelo,
vestido con un polo y un pantalón de lana.
Hibernar,
hasta que vuelvan las flores,
hasta que se pasen los días de duelo,
hasta que los pájaros me despierten picándome los ojos,
y yo delgado,
y por fin ciego.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Si en diciembre aún quedan retazos de noviembre,
si existe duelo en lugar de vuelo,
si hibernar se ha convertido en la mejor opción para salvarte,
mi corazón y yo nos vamos,
que me urge encontrar el calor
y tú no estás para abrazarme.

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