Septiembre I

Como dos animales,

que se comen la cara,

Dos mamíferos sintiendo lo más puro de sus vidas,

tapados por una cortina,

regidos por quién tiene las sábanas para proteger al otro. 


Como comer con hambre,

o respirar cuando sacas la cabeza del mar. 

Tu y yo,

usando el tiempo para quemarlo,

con gasolina hecha de manos en tu espalda,

cerillas que explotan al rozar tu barbilla y mi barba. 

Una lluvia de fuegos artificiales caseros,

pilares que caen y que se alzan en aquello que hay entre el suelo y las estrellas,

palabras que juntas con las manos y las sujetas,

que todas cuenten.

Pero dilas,

como lo hago yo,

porque lo necesito.

Porque necesito decírtelo y arrancármelo, que está deseando salir a abrazarte. 

Puro, 

como dos mamíferos que se lamen la cara,

como dos gotas de agua que recorren el mismo camino en una ventanilla,

hasta ser una sola, antes de caer al suelo, 

y ser más de lo que nunca fueron mientras caían. 

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