Octubre I

Ahora que hace frío, 

La luna favorece que aparezcan.

¡Como os odio!

¡demonios!, que os escondéis entre las sombras de este corazón,

que a veces no s más que un salón destartalado. 

Por mucho que cambie las bombillas,

en cuanto llega el invierno y las esquinas de los muebles se acentúan,

ahí estáis,

siempre en posición de ataque,

vale que me agache para que una navaja me apuñale.

Algún día os echaré,

quemaré todos los muebles y con las cenizas construiré la barrica que os dejará fuera.

Lejos de este solar,

lleno de recuerdos.

Solo necesito una luz,

que proyecte un hilo para curar descosidos,

un ak 47 con el que matar remordimientos amontonados.

Una luz que se convierta en un lanzallamas,

y cuando todo acabe en una unidad de quemados. 

Ojalá esa luz estalle,

y me arranque del pecho las sillas rotas,

usando las astillas para construir puentes al futuro. 

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