Julio.
Acuérdate que he dejado la ventana abierta,
lo he hecho para poder volver a colarme,
y te lo digo para que no la cierres,
para que entornes las cortinas con cuidado, pero no eches el pestillo.
Siempre me acordaré de esas cuatro paredes,
las mirábamos con ganas,
y ahora las miramos con pena.
Cuentan cosas de nosotros, y aún se pueden ver donde colgábamos las fotos.
Uno no se olvida de los días que tiene que bajar la basura,
ni de cuantos pasos hay de la puerta a la cama.
Esas cosas se quedan contigo.
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